jueves, 22 de febrero de 2007

Luces

¿Luces?
No, no son balas trazadoras.
Ni destellos de la explosión de una granada perdida.
Tampoco son los reflejos
causados
por la luz de la luna
sobre las crudas alambradas.
Puede que sea el fulgor
de una aparición angelical,
preludio de una muerte rápida e inconsciente.
O tal vez se trate de visiones,
provocadas por el infame gas mostaza.
Quizás resulten ser retazos
de una mañana efímera,
de un fuego infinito,
o el vuelo de una luciérnaga maldita.
Oscuridad y silencio.
Los reclutas encienden sus cigarros
con sus mecheros de yesca
antes de que todo arda
en el inmisericorde infierno.
Prende en trazos el cielo silente
hasta que se rompa la débil tregua.