sábado, 21 de mayo de 2011

El tiempo pretérito de la vejez

Éramos el mar,
sueños de barcas sobre las olas,
espuma rompiente en la orilla,
escamas de sal sobre la piel.

Éramos el fuego,
rugidos de llamas voraces,
pira de carne enfurecida,
costras de sangre buriel.

Éramos el viento,
golpes de puños invisibles,
tornado de sangre y de tierra,
tumores en ojos de hiel.

Ahora,
somos la nada.

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